miércoles, 20 de enero de 2016

CAMBIO CLIMÁTICO Y EMPRESAS: ¿QUE NOS DEJÓ LAS COP 21?...

Uno de los impactos relevantes del Acuerdo de Paris para la cultura empresarial, será cambiar el estándar de comportamiento deseable y marcar claramente la diferencia entre las empresas que entienden su rol social y las que actúan como dinosaurios.




















Cuando se trata de respeto y cuidado del medio ambiente los cambios han sido grandes y dramáticos si uno los mira desde la distancia. Si hace 20 años era común ver en las carreteras que desde los autos se lanzaran colillas de cigarros, o que en la calle alguien botara un envase al suelo, hoy un comportamiento semejante es considerado una falta a las normas sociales más básicas. Del mismo modo, si hace 10 años trasladarse al trabajo en bicicleta era una acción extraña,  hoy se vuelve tendencia (baste ver el aumento sostenido del desplazamiento en bicicleta y de las ciclovías en nuestro país).  



Evidentemente, cuando de trata del medio ambiente, la conducta puede cambiar, y cambia. Cuando así ocurre afecta a las personas y a las organizaciones. Las empresas, evidentemente, no son ajenas a ello y muchas de ellas están atentas a estos cambios en la búsqueda de mantener la fidelidad de consumidores y clientes. En efecto, monitorear estos cambios en la conducta de los consumidores y en sus preferencias es una práctica de las empresas cuyo negocio se basa en la provisión directa de bienes y servicios a la gente, pero debemos recordar que no sólo es el comportamiento de los individuos el que guía la estrategia corporativa, también la guía el comportamiento de sus competidores, y en este punto nadie quiere quedarse atrás respecto del que está innovando. Así es como las buenas prácticas orientadas a la sustentabilidad se van contagiando, y lo que en un principio pudo parecer extraño o innecesario, rápidamente pasa a transformarse en el estándar deseado, instalándose como una norma social-empresarial, que puede mutar de tendencia a conducta que se exige, sin que exista una sola norma legal que dicte tal obligatoriedad.
Esta es la razón por la cual el Acuerdo alcanzado en Paris en la COP 21, sumado a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU adoptados previamente, son tan importantes: su impacto se sentirá rápidamente en las normas de comportamiento corporativo, más allá de la obligaciones que en concreto encontramos  en el acuerdo.
Estamos llegando a una etapa histórica en que ya no va a resultar tolerable que las empresas de mayor envergadura  sean indiferentes a la sustentabilidad, en especial en cuanto a eficiencia en el uso de los recursos se trata, y muy especialmente en el uso de la energía, tema sensible cuando de Cambio Climático se habla, pues las emisiones de Gases de Efecto Invernadero se vinculan directamente con el uso de combustibles fósiles que son los que sostienen la malla energética de muchos países.
El cambio ya se observa en las empresas más innovadoras como Google, Amazon, Microsoft, Apple o Facebook, todas las cuales están orientadas a buscar fuentes de energía limpia para sus instalaciones. Estos son sólo ejemplos en el área de la tecnología, que se replican en industrias muy diversas: Unilever e IKEA se encuentran en el mismo camino.
Por supuesto siempre hay empresas, o incluso sectores industriales, que no se preocupan de estos temas, que se resisten a variar su concepto de la gestión empresarial, que no se sienten inmensos en la problemática ambiental y que ven al Cambio Climático como un mito o como un evento lejano.  Son los dinosaurios empresariales, destinados a la extinción. Estas empresas suelen ser objeto de demandas por daño ambiental y pueden lidiar con sanciones por incumplimientos peleando las multas en todas las instancias posibles, destinando fondos a pagar a abogados en vez de repensar su desempeño.  Son las empresas que necesitan  ser presionadas para actuar. 
Es misión de la sociedad civil, en especial de las ONG’s hacer pública la conducta de esas empresas, las que no son capaces de entender las señales de los tiempos.  El activismo ambiental en este punto es ciertamente necesario,  pero no es la única forma de motivar el cambio en la conducta empresarial. Podemos esperar que al final sean los consumidores o clientes, en especial los más jóvenes y conscientes, los  que simplemente se nieguen a consumir bienes o servicios provenientes de empresas que no reflejan su sistema de valores.
De cualquier manera, esas empresas, los dinosaurios, en el escenario post COP 21 tendrán que adaptarse o desaparecer en un mundo flagelado por la crisis ambiental, por el Cambio Climático y orientado a la búsqueda de la  Sustentabilidad.
Si de algo podemos estar seguros, es que el Acuerdo de Paris será mucho más relevante por dejar instalada la idea de la sustentabilidad y la eficiencia como un estándar necesario y deseable en el comportamiento, más que por la fuerza de las obligaciones que impone o la manifestación de voluntad al respecto de parte de los países participantes.


Macarena Muñoz V.
Abogada Especialista 
Derecho Ambiental  y Sustentabilidad



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