viernes, 16 de octubre de 2015

CAMBIO CLIMÁTICO Y EMPRESAS A LA ESPERA DE LA COP 21

Existe evidencia incuestionable de que es la acción humana la que ha generado el aumento sostenido de la temperatura en el planeta y, por lo tanto, el Cambio Climático. El compromiso de reducir sus impactos es de todos, incluidas las empresas, pero ¿serán ellas capaces de asumir los compromisos necesarios en la próxima COP 21 de Paris? 


Durante mayo de este año, un grupo de grandes empresarios se dio cita en París para la Business and Climate Summit, una de las antesalas para la esperada Conferencia del Clima de París, la COP 21, cuyo objeto es alcanzar acuerdo universal para limitar el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de 2°celsius con respecto a la era preindustrial.
La Cumbre reunió a 2000 líderes internacionales de negocios, políticos e inversionistas y logró convocar a empresas de más de 130 países. 
Los líderes empresariales a nivel mundial señalaron su disposición de asumir acciones climáticas, pero esta voluntad manifestada a nivel internacional aun no se advierte a nivel nacional en países como el nuestro. 
Falta un compromiso expreso y acciones concretas que orienten la acción empresarial hacia el camino correcto. Esa situación se explica por el círculo vicioso en que se han encontrado empresas y gobiernos: muchas empresas han condicionado su actuación a las decisiones políticas y los gobiernos han diseñado políticas, estrategias y planes pero no han orientado su acción para que ellas sean incorporadas por el sector privado logrando su movilización y compromiso, y es que resulta difícil bajo la lógica empresarial asumir medidas cuyo beneficio es difuso y a largo plazo, y que en lo inmediato se manifiestan como un costo.
Sin embargo, hoy es el costo de la inacción el que centra el debate, pues resulta necesario mantener el incremento de la temperatura global promedio por debajo de los 2º celsius sobre los niveles preindustriales.  Los informes del Panel Internacional  sobre Cambio Climático (IPCC) han establecido que para contar con un 50% de probabilidades de no exceder este objetivo, se debería estabilizar la cantidad de gases de efecto invernadero CO2 equivalentes en la atmósfera en 450 ppm2 . 
Según el Observatorio Mauna Loa dependiente del gobierno de Estados Unidos, en el 2014 la cantidad de CO2 presente en la atmósfera alanzó las 401,88 ppm superando todos los registros históricos anteriores. De tal manera, las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen en constante alza. El Think Tank Climate Action Tracker sostiene que si se continúa el rumbo actual de emisiones, probablemente se alcance un incremento de 3,7º Celsius para finales de este siglo.  Los efectos negativos de una alza de esa magnitud son impredecibles para la biosfera en el planeta.  Esto traerá no sólo consecuencias sociales relevantes, sino también económicas  y es que según algunas estimaciones el no actuar frente al cambio climático podría restar a la producción anual mundial  28 billones de dólares de aquí al 2050.
El compromiso más necesario para las empresas hoy es promover la innovación tecnológica y tener en cuenta los riesgos climáticos a la hora de tomar decisiones. 
Los compromisos no deben mirarse como esfuerzos pues resulta cada vez más claro que invertir en desarrollo sustentable puede ser una fuente de beneficios y generar crecimiento. Un reciente informe del Carbon Disclosure Project muestra que las empresas que tienen en cuenta las implicaciones climáticas  de sus decisiones obtienen un rendimiento sobre sus inversiones un 18% mayor que las que no lo hacen.
En diciembre, durante la COP 21, las actuaciones del sector privado se inscribirán en  la llamada “Agenda de soluciones”.  Los esfuerzos que realicen  empresas, sociedad civil y entidades públicas serán relevantes y deberán reforzarán las medidas que los Estados deberán asumir, pues los gobiernos no son los únicos que deben comprometerse por el clima.
Este es el momento para que todos, las empresas incluidas como actores relevantes al ser los protagonistas del crecimiento económico, asuman su parte para evitar los efectos más nocivos del cambio climático. 
Macarena Muñoz V.
Abogada Especialista 
Derecho Ambiental  y Sustentabilidad

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