martes, 28 de julio de 2015

EL CAMBIO CLIMÁTICO YA ES UNA REALIDAD: LOS PRIMEROS SEIS MESES DE 2015, LOS MÁS CALUROSOS DE LA HISTORIA

En los últimos 35 años el tiempo ha cambiado: no es nuestra imaginación, la temperatura ha subido solo medio grado en estos 35 años, y menos de un grado desde el principio de la revolución industrial. Pero si en las próximas décadas la temperatura sube de dos grados con respecto a antes de la revolución industrial, las consecuencias podrían ser muy graves.


La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó recientemente que la temperatura promedio tanto en las superficies oceánicas como terrestres alcanzó el registro más alto que se tenga hasta ahora durante el periodo de enero a junio de este año.
( http://www.un.org/climatechange/es/blog/2015/07/los-primeros-seis-meses-de-2015-los-mas-calurosos-de-la-historia/ )
La portavoz de esa agencia de la ONU, Clare Noullis, señaló en conferencia de prensa en Ginebra que el mes de junio, fue el más caliente que se haya registrado, según los datos de la Administración Nacional Atmosférica de Estados Unidos y la Agencia Meteorológica de Japón.
La Agencia estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA) señaló que en junio las temperaturas globales batieron el récord como el mes más cálido desde que comenzó el registro, en 1880. 
«La mayor parte de las áreas terrestres del planeta estuvieron mucho más calientes de lo que ha sido el promedio registrado. Estas regiones incluyen casi toda Eurasia, Sudamérica, África y el oeste de Norteamérica, con puntos de calor récord en algunas de esas áreas. Toda Australia estuvo mucho más caliente también», apuntó Noullis.
La portavoz agregó que junio fue el tercer mes de este año que rompió récord de temperatura, anteriormente lo habían hecho marzo y mayo. 
El informe de la NOAA respalda así las advertencias de la comunidad científica: si no se toman medidas preventivas, las temperaturas globales podrían aumentar en cuatro grados centígrados frente a los niveles previos a la industrialización. 
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, la única manera de evitar que el nivel del mar aumente drásticamente o se produzcan sequías es mantener ese incremento de temperaturas como máximo en dos grados centígrados. Desde 1880, éstas han aumentado un 0,85 por ciento. 
Para no superar la barrera de los dos grados, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40 y un 70 por ciento frente a los niveles de 2010, y hacerlo antes de 2050, añade la NOAA. 
Según Steven Chu, Nóbel de Física, el mundo no se está moviendo suficientemente rápido y es que “En los últimos 35 años el tiempo ha cambiado: no es nuestra imaginación, es estadísticamente cierto. La temperatura ha subido solo medio grado en estos 35 años, y menos de un grado desde el principio de la revolución industrial. Pero si en las próximas décadas la temperatura sube de dos grados con respecto a antes de la revolución industrial, las consecuencias podrían ser muy graves. En la última edad del hielo la temperatura era solo 5 o 6 grados más baja, y el mundo era muy diferente: el hielo cubría buena parte de Europa y EEUU. Hay que entender que, si la temperatura aumenta en 4 o 5 grados – tenemos 20% de probabilidad de que pase – eso trasformaría nuestro mundo y lo haría muchísimo más hostil para dos tercios de la población mundial”.
¿Cómo tomamos acción para mitigar los efectos del Cambio Climático y luego, para adaptarnos a ellos?... Esa debe ser la pregunta del millón, la que aun no tiene respuesta, y que tiene a las Naciones Unidas de cabeza buscando soluciones, e intentando propender a que los gobiernos nacionales desarrollen políticas públicas al respecto. 
El próximo diciembre, en Paris, se celebra la Cumbre del Clima de la ONU, o COP 21. En dicha ocasión se espera lograr un acuerdo global y vinculante para evitar que la temperatura media del planeta suba durante este siglo más de dos grados centígrados. 
Lo anterior significa evolucionar hacia economías sustentables. Dicha evolución requiere la cooperación de toda la sociedad para avanzar hacia formas distintas de vivir, que sin sacrificar los logros del desarrollo, propendan a un uso cada vez más racional de los recursos y de la energía. Personas, comunidades, gobiernos, empresas, todos deberán asumir un compromiso por el cambio necesario.
Macarena Muñoz Valenzuela
Abogado Especialista
 Derecho Ambiental y Sustentabilidad


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