lunes, 3 de febrero de 2014

ESTRATEGIAS COMUNICACIONALES: TENDENCIAS DEL NUEVO SIGLO...





Las tendencias comunicacionales, en la era del conocimiento, sin duda se están gestando de un modo transversal desde la tecnología, y de modo muy especial en las redes sociales. La oportunidad de organización, protagonismo y de interacción en un sin número de procesos de comunicación simétrica, está generando oportunidades e incentivos, que permiten alcanzar, de un modo irrefrenable, roles protagónicos tanto a personas como grupos, que en otros estadios socio-tecnológicos, estaban destinados al irremediable anonimato. 

Estas tendencias a nivel de acceso a procesos de comunicación social, son un hecho de alcance global que no deja de sorprender, no sólo por lo inédito y por la velocidad de arraigo de estas prácticas, sino por el impacto que han generado y que siguen sobreviniendo en todo tipo de niveles, ya sea como estructuras comunitarias, hacia el poder político, de nichos corporativo, así como entre los más disímiles líderes de cada cultura a nivel planetario.

En esta perspectiva, el rol que deberá desempeñar nuestra conducta ética, –por la huella o historia digital- a nivel personal y muy especialmente a nivel organizacional, enfrentados al riesgoso descrédito público, en un espacio comunicacional de carácter global, de mayor accesibilidad, de simetría comunicacional y como consecuencia de lo anterior, de una ineludible conducta de transparencia en el presente inmediato, es por paulatino que pueda ocurrir, simplemente irreversible. Especialmente, respecto de las dinámicas que las empresas deben librar, tanto en el mercado como en sus operaciones, y de modo especial frente a sus stakeholders. 

Esta situación, nos sitúa frente a un cambio de paradigma. Las empresas, no sólo deben resguardar el rendimiento económico financiero, sino que además deberán integrar su rol ético, su huella medio ambiental, sus prácticas de responsabilidad social, todo;  en orden a modelar su reputación y con ello a comunicar y posicionarla, es decir, construir y gozar de los beneficios de una reputación bien valorada, que busca facilitar la compresión pública de la visión y misión corporativa de cada organización en el siglo XXI.  Esto supone, ni más ni menos que la posibilidad de alcanzar los más altos estándares de innovación y excelencia, y con ello, los niveles de plena confianza y aprobación que el mercado espera, premiando anónimamente, y dispensando selectivamente sus preferencias.

La comunicación en este contexto, articula un progreso sin precedentes, de carácter trascendental en muchos espacios de relevancia a la actividad humana, a nivel de gestión del cambio, de accesibilidad organizacional, de flexibilidad, de reelaboración de lo que es necesario y posible mejorar, y como un silogismo, de renovación en el pensamiento sistémico y acceso social. La comunicación y transparencia declarada, abren espacios como nunca antes se habría podido imaginar, a relaciones cada vez más vinculantes, desde una lógica e interacción más y más horizontal.

El malestar y la voz de muchos grupos a nivel global, sin adherencia más que a convicciones personales, de "tribus", de grupos emergentes, respecto del mérito innegable y transversal que está irrumpiendo: la vida con sentido, la productividad al servicio del ser humano. Por la cual sentirse orgullosos y no por el oportunismo de especular de los activos transables. Y de modo especial, de los acentos emergentes que se abogan por la instauración de políticas públicas de excelencia de los estados, en orden a que generen espacios de renovación basados en la equidad, en el respeto medio ambiental, para cada entorno, y para cada grupo humano.

Volviendo al origen, “comunicar” en esencia significa compartir, según su raíz latina comunis, dice relación con los términos común, público y social y comunicatio expresa la idea de participar en común o ponerse en relación. La era del conocimiento, parece haber facilitado la instalación de innumerables condiciones de favorabilidad, las que en definitiva, están impulsando el genuino sentido y mérito de comunicar y por sobre todo de entendernos de mejor modo en el siglo XXI.



Sergio Vargas M.
Magister en Comunicación
Consultor en comunicación, crisis y sustentabilidad corporativa

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