miércoles, 11 de junio de 2014

TURISMO Y DESARROLLO SUSTENTABLE DEL SIGLO XXI


Los viajes nos permiten re-conocernos en una experiencia nueva en la cual el  valor cultural y ambiental del destino se vuelve relevante. Esa es la idea subyacente en el turismo sustentable.

Por qué viajamos. Qué nos impulsa a abandonar la comodidad del hogar y lanzarnos a la aventura de salir a lo desconocido.  No hay duda, cada viaje tiene un origen concreto y distinto, definido en el minuto en que se gesta, pero así como cada historia es individual, la experiencia del viaje tiene elementos que todo viajero comparte. Uno de ellos es la presencia del hito, la marca en el recuerdo, en la historia personal. Los viajes no se olvidan, se quedan con nosotros siempre, a diferencia del día a día incesante, en que la memoria se pierde y el  tiempo pasa sin que se distinga un día de otro.

El turista busca detener su historia cotidiana y transformarla en algo extraordinario, y en ese anhelo, hay exigencias cada vez mayores respecto de los destinos. No sólo se trata de vivir la comodidad, el relajo, de conocer; también se trata de armonía y de una relación de cuidado y respecto con el entorno, ello se traduce en la aspiración de hacer turismo en lugares y proyectos, que vivan y valoren el medio ambiente y la sustentabilidad.

Pese a este anhelo del viajero, es frecuente que se repitan una y otra vez las fórmulas turísticas; se rememoran idílicos paisajes, ajenos a la riqueza natural del destino, se construyen enormes edificios similares a fortalezas donde se ofrece toda clase de placeres al interior, se cierran o separan los espacios para evitar que el turista se contamine con la realidad local, como si el afán del turismo fuera primordialmente la evasión, no obstante que en alguna medida viajamos para aprender y reconectar: con nosotros, con lo humano, con la belleza de este planeta, con la riqueza de la creación humana, con la grandeza de las culturas antiguas, con las culturas lejanas y exóticas, incluso para experimentar un clima distinto. Viajamos para re-conocernos en una experiencia nueva y por ello valoramos tanto su peculiaridad. En ese contexto es donde surge el valor cultural y ambiental del destino, y donde tiene sentido la idea del turismo sustentable.

Ese turismo que se desarrolla bajo el prisma de la sustentabilidad, sin duda nos permite un vínculo con el  lugar al que visitamos mucho más completo que el turismo usual, transformando la experiencia en algo singular. En efecto, cuando el destino opera bajo criterios de sustentabilidad necesariamente el viajero se contacta con él en un contexto de sensibilidad: a las culturas locales, al valor ambiental, a las bellezas escénicas, o en general, a sus características propias, transformando la vivencia hacia lo extraordinario y alcanzando la singularidad a la que hacíamos referencia.

Por otro lado, y desde la perspectiva de aquellos que habitan los lugares visitados, el desarrollo de la actividad turística en el contexto de la sustentabilidad, aporta beneficios concretos, al potenciar desde la perspectiva económica el ejercicio de las  actividades tradicionales de la comunidad, pero en especial, permite que se refuerce su identidad y se dignifique, por el nuevo cariz que adquiere la cultura local a partir de la mirada del visitante, que la identifica y la valora. Así, el turismo desarrollado a partir de la idea de la sustentabilidad, permite sostener la diversidad de la propia comunidad en que se desarrolla.

Para generar turismo sustentable, el que verdaderamente potencia el valor cultural y ambiental de un lugar, transformando la experiencia del viajero, es necesario que aquellos que desarrollan la actividad conecten con dicho entorno cultural y ambiental, y lo protejan. Por eso, parte de las actividades propias de ese turismo deberían tender a la preservación y protección de sus destinos propios, permitiendo no sólo su conservación, sino también su mayor desarrollo.

En este contexto, es relevante contar con el apoyo de las autoridades y gobiernos locales, ya que no hay duda de que potenciar el turismo sustentable, es potenciar la identidad y la cultura, pero también es fundamental que  la propia comunidad en la cual este turismo se desarrolla, lo protagonice, participando activamente, colaborando en su existencia y recordando día a día los esfuerzos necesarios para integrar en forma permanente, el valor y sentido de la conservación.

Finalmente, tampoco hay sostenibilidad sin un viajero responsable. Su comportamiento debe ser de bajo impacto, de respeto al entorno y consciente de la responsabilidad que entraña el recorrer territorios en que eventualmente la relación desarrollo y degradación pudiere ser problemática, o donde la fragilidad del ecosistema exige delicadeza en la interacción con él.

La experiencia singular de conectar a plenitud con el destino de un viaje, y los beneficios que éste añade a la comunidad, hacen en todo caso, que bien valga el esfuerzo. 


Macarena Muñoz V. 
Abogado Especialista 
 Derecho Ambiental y Sustentabilidad
                                                            

1 comentario: